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De qué sirve mi opinión

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Hace unos días decidí, después de varios años,  volver a jugar de forma federada a un deporte minoritario. Hoy es el día de jugar ¿Cómo me he levantado? ILUSIONADA.

A pesar de madrugar un domingo, saber que voy a pasar un frio de mil demonios,  probablemente me mojaré por las lluvias que están previstas, que me desplazaré a los terrenos de juego que no se encuentran en mi localidad, que perderé a la primera de cambio… Sigo ILUSIONADA.

Para jugar federada hace falta sacarse la licencia siguiendo unas normas fijadas por la propia Federación de la Comunidad Valenciana. Se debe sacar en un periodo de tiempo determinado, pagar una cuota establecida según tu categoría, a través de un Club, con la obligatoriedad de usar una ropa dada por el propio Club,  etc.

A la hora de empezar la jornada es obvio que se hace bajo unas reglas de juego también dadas por una Federación, en esta ocasión, la Española.  Hay un sistema de juego, el suizo, para clasificarse conforme se va jugando.  En cada partida las reglas están claras y si hay alguna duda o discrepancia están los árbitros para solucionarlas.

Llego a las pistas de juego, ha llovido toda la noche pero ha parado hace una hora y por suerte no volverá a llover en toda la mañana según las predicciones. ¡Qué bien me siento! vuelvo a estar aquí. Mi lema por encima de ganar o perder, jugar bien o mal, es: ¡vamos a disfrutar!

Veo un grupito de chavales, ostras, también hay chavalas qué guay. Sin duda, lo más importante para que un deporte sea grande, fuerte, conocido, practicado es que haya niños, niñas, juveniles que lo practiquen, que se lo pasen bien jugando, que quieran volver domingo a domingo a la competición. Se les nota que están ilusionados.

Empieza a acercarse la hora de comenzar y corre el rumor de que los responsables están planteándose suspender la jornada.  ¿Por qué? me pregunto. No está lloviendo ni hay previsión de lluvia, hay un 80% de terreno disponible para jugar, que viendo la cantidad de gente que ha venido, hay espacio más que de sobra para jugar.

9:00h, hora prevista de comienzo, volvemos a las normas… si un jugador se retrasa se le va penalizando con puntos en su contra hasta que pasa unos 20 minutos y pierde la partida automáticamente… Nadie empieza a jugar. Los responsables siguen hablando a la vista de todos. Sin poder afirmarlo del todo, creo que una de mis rivales directas no ha venido. Se nota que no ha venido mucha gente, a lo mejor no están ilusionados como yo para pasar frio, perder, viajar…

Comienzan los comentarios y rumores… «se suspende porque no quieren marcar las pistas de nuevo», «los responsables se desentienden», «no hay pistas para todos», «como los amigos de… no han venido se va a suspender», «no hay domingos libres para cambiar la jornada», «debían de haber suspendido ayer para evitar desplazamientos de toda la provincia», «la gente que cumple y viene a jugar sale perjudicada y los que se quedan en casa no tienen penalización» los jugadores se calientan.

Si nos ponemos en la piel de la federación no es nada fácil contentar a todos, nunca lo ha sido. Pero su función no es contentar, es aplicar las normas que ellos mismos establecen.

9:45h, los responsables llaman a los delegados de los clubes. Tras unos minutos nuestro delegado nos confirma que se suspende la jornada. Nos traslada las disculpas de los responsables y la razón de la suspensión que resumiendo es que no se puede jugar en las pistas porque se han borrado las marcas que las delimitan.

Las marcas de las pistas se han borrado al igual que mi ILUSIÓN. Al igual que la ilusión de los niños y niñas que son el FUTURO de este deporte. Quizás ya no lo son, quizás, el fin de semana que viene vayan a jugar a otro deporte, más serio, que les permita jugar con sus normas inquebrantables y aplicables a todos por igual. Que premien al que se esfuerza en levantarse un día de frio. Que sepan que cumplir con los horarios les va servir para jugar, incluso para ganar…

Mi sentir: ¡Qué pena!

Mi opinión: ¿se podía jugar? sí, pero ¿de qué sirve mi opinión?